miércoles, 17 de marzo de 2010

Júpiter

Mueve el ojo. Toda su pupila gira en este preciso momento, un poco mas veloz que el planeta Tierra, y yo un poco menos en llamas que el Sol.
No tengo título alguno que avale mi atrevimiento, pero estoy casi lista para la inspección ocular.
El movimiento del ojo es casi superfluo cuando hay poca oscuridad, mucha luz. El movimiento del ojo es agitante, abrupto, cuando hay poca luz, mucha oscuridad.
Me está hablando de cables rojos y azules, de lo difícil que es saber cuál cortar... me está hablando de esas cosas que se pueden tocar con los dedos, y nada más; mientras tanto, su ojo no para de moverse, un júpiter precioso habita en su cara redonda, blanda, elástica, y nadie puede verlo.
Ahora va a besarme, es totalmente predecible que después de que hable de pisos y haga una pausa, quiera besarme. Va a besarme y va a cerrar su ojo, su ojo divino de quinto planeta del sistema solar. Me besa, su lengua está tibia y suave. Aproximadamente, quinientas bacterias están besándose dentro de nuestro beso que calló a Júpiter. Aproximadamente, tres bacterias se cuelguen de mi lengua satisfechas, babosas, convulsionadas.
El planeta me mira, todo su movimiento de rotación se detiene, para mirarme tres segundos, o quizás cuatro.
Me atrevo a decir que he encontrado agua en el ojo que se ha detenido para mi, sin sospechar éste, que es víctima de una espía que sólo cumple con su trabajo, para luego despegar.

2 comentarios:

  1. que sinceras las cosas que salen de adentro, como el vomito, como las bacterias que se besan, que se juntan, se quedan quietitas y forman cada letra en cada neurona...
    que bello nuestro mundo de formas en el frasco...

    j

    ResponderEliminar

#MIRACÓMONOSPONEMOS

Mirá cómo nos ponemos me pongo la voz entera no dejo que quiebren mi testimonio Me pongo las uñas y los dientes me pongo el dolor que tr...