viernes, 18 de noviembre de 2011

La Falta



Casi ya sin alma en el cuerpo, levantó sus pies del  suelo para ver cómo el mundo que se va dejando atrás, es solo otro mundo que se pisa sin admiración, ni latido.
Ella no puede aferrarse a nada. Ni siquiera usa zapatos por temor a que éstos procreen más pies y más zapatos en su descuido. Ella no puede adquirir nada. El miedo le ha creado un juego siniestro de repeticiones y sombras, de recuerdos que amontonados no sirven ni para un sueño feliz.

Disimula bien. Su cara es escenario de cualquier aplauso, sus ojos son los libros que come a diario. Los devora, los muerde; se atraganta de palabras gastadas, sucias, viejas.
No se levantó por el llamado aquel…ese que le gritaba que fuera a buscarlo. No.
Se levantó por que sabe que es una más, que el mundo no giraría igual de bien, sin ella.

Ella no lo quería. Odiaba su conciencia, su estúpida obsesión por salvar mujeres que no juegan. Mientras él le hablaba en el teléfono, ella no escuchaba, se obligaba a  que las palabras no se le pegasen al cuerpo. Ella no lo amaba, no podía amar. No entendía cómo el amor podía existir entre tanto, entre tantas cosas juntas.

El llamado desesperado se fue por la ventana. Se levanta, entonces, para observar:
El viento arrastrando polvo, que alguna vez fue cosa nueva.

No puede volver al piso, no puede volver a donde ha estado miles de veces.
No puede volver a ningún lugar que no sea fuera de si misma.

#MIRACÓMONOSPONEMOS

Mirá cómo nos ponemos me pongo la voz entera no dejo que quiebren mi testimonio Me pongo las uñas y los dientes me pongo el dolor que tr...