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Cuando sirve el té deja caer casi extasiada, casi dadá, la nieve dulce que representa la tristeza sin violín, sin boina pobre.
Después se cae en su silla abierta, hambrienta, y dice palabras de bienvenidas e invitaciones, que suenan como a una mentira abrigada con platitos de cristal y perfume a óleo. Y si abrís mucho un ojo, enseguida se te entrega como ramo de flores, con toda la actitud de sexo ofrecido y sin devolución; entonces, te arriesgas a decir las palabras mágicas de un NO, y ella... ella se convierte en todo lo que desea un ser humano cuando deja de ser.
Aún así hay cuestiones más graves, como una cuchara embriagada de infusiónes, a punto de decir mas de tres verdades... y todos saben lo que pasa cuando se dicen mas de dos cosas:
un mantel desaparece,
unos cuantos viejos se desmayan,
y toda la verguenza es víctima de latir.
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